Este ejemplar de ballena en peligro de extinción, ha podido ser monitorizada por drones con el objeto de estudiar su comportamiento y averiguar las causas de sus transformaciones físicas

Ballena franca austral

Maybelline y su cría, el 2 de julio (parte superior) y agosto 31 (parte inferior). La ballena madre perdió 40 cm. de ancho, mientras que su cría ganó 1,53 m. de longitud.

Después de ser víctimas de una caza sin control que casi llevó hasta su extinción, la ballena franca austral está haciendo una reaparición en Australia – con la ayuda de aviones no tripulados-.

Investigadores de la Universidad de Murdoch (Australia) junto con el Fondo Mundial Australia, están utilizando aviones no tripulados por primera vez para comprobar la salud de especies como esta que están en peligro de extinción.

Están realizando un seguimiento de la ballena franca austral en la Gran Bahía Australiana y han puesto de manifiesto que las hembras pierden una cantidad extraordinaria de peso durante la época de engorde de sus crías, antes de viajar de vuelta a la Antártida.
Las ballenas viajan miles de millas en dirección a la zona de la costa del sur de Australia para dar a luz. Los investigadores han averiguado que, una vez nacen las crías, las madres no comen y utilizan únicamente sus reservas de grasa.

 

Ballena franca austral

Escarlata con cortes en su lomo. Se sospecha que producidos por la hélice de un gran barco

 

El investigador Chris Johnson dijo que esa significativa pérdida de peso las hace «especialmente vulnerables a las amenazas emergentes.»
El calentamiento global del océano – que puede reducir su suministro de alimentos – los desechos marinos, el aumento del tráfico de buques y la explotación de petróleo y gas, amenazan a especies como esta en peligro de extinción.
«Cuidar de una cría de ballena es ya bastante difícil para las madres sin los humanos añadiendo a la presión», dijo Johnson.
Por eso, dijo, el proyecto de investigación que involucra aviones no tripulados es tan importante. «Si el estado de las ballenas cambia en el futuro, podría ser una señal de que las actividades humanas están teniendo un impacto negativo».
Uno de los drones tomó imágenes que revelaron que una madre ballena franca austral, llamada Scooter, perdió 43cm. de anchura del cuerpo en tan sólo dos meses cuidando de su cría. Otras madres adelgazaron tanto que incluso se podían percibir sus médulas espinales.

Ballena franca austral

Scooter el 3 de julio (arriba) y septiembre 4 (inferior). Perdió 43 cm. de ancho en 63 días

El investigador jefe del proyecto, Fredrik Christiansen de la Universidad de Murdoch, dijo que las ballenas sólo podían dar a luz cada tres o cuatro años a causa de estos deterioros en sus cuerpos.
«Cuando llegan, tienen reservas de grasa significativas. Cuando se van, se ven como renacuajos gigantes Tienen una cabeza que todavía es grande y robusta, pero el resto del cuerpo es delgado, e incluso se puede percibir a simple vista su médula espinal».
El profesor Lars Bejder, también de la Universidad de Murdoch, comentó que se sabía poco acerca de las relaciones madre-cría, por lo que el estudio ayudó a los investigadores a entender las consecuencias generales de la reproducción de estos mamíferos.
Dijo que las ballenas hembra solamente vuelven cada tres o cuatro años, y esto era crucial para poder continuar con la investigación: «Es importante que sigamos investigando otros 2-3 años para tener una idea completa de todas las madres. Esto nos dará una muy buena indicación de las consecuencias que arroja el mantenimiento de las crías».
Bejder dijo que también es importante para el equipo empezar con la investigación en la Antártida, donde las ballenas australes migran después de la reproducción, para entender sus hábitos de alimentación.
El portavoz, Mark Symons, de WWF-Australia confiesa que «es la primera vez que los científicos han podido estudiar las ballenas de esta manera.»
WWF-Australia patrocinó la investigación y los aviones no tripulados que fueron capaces de desbloquear algunos de sus misterios.

Ballena franca austral

La cría de Bella el 3 de julio (arriba) y septiembre 4 (inferior). La pequeña ballena creció 1,83 m. de longitud en dos meses.

La caza de ballenas en el siglo XIX casi acabó con toda la especie en aguas australianas, dejando menos de 300 ejemplares. Afortunadamente se prohibió la caza de esta especie y los investigadores estiman que ahora la población de este tipo de ballena ha aumentado a 3.500.
«Las ballenas francas australes se están recuperando pero ni de lejos a la misma medida que las ballenas jorobadas, y no se sabe muy bien por qué. Esta es una de las grandes preguntas que esperamos poder resolver», dijo Bejder.
«Son magníficos animales y un símbolo de la salud del océano por lo que es muy importante que estos animales se conserven en su ambiente natural.»

 

Fuente:  http://edition.cnn.com/2016/10/13/asia/drone-southern-right-whales/